Por Vidal Ibarra Puig[i]
Las políticas de corte neoliberal adoptadas por la actual administración durante los dos últimos años dejan a la economía mexicana vulnerable ante el año 2022 próximo. Veamos. Si consideramos tan solo tres de estas medidas, tales como la obsesiva búsqueda de las finanzas públicas equilibradas, el negarse a apoyar a las empresas durante la crisis y, en general, la aplicación de una política económica contraccionista en lugar de una política expansionista, han llevado a una muy fuerte caída de la inversión, siendo además esta baja de una manera muy prolongada, justo cuando debería estar ocurriendo lo contrario: más inversión para generar más empleos estables y bien remunerados, para que así la población salga de la pobreza, pueda ejercer demanda y esto a su vez estimular la inversión.
Pero no ha sido así, y ante la negativa de aumentar los apoyos gubernamentales para las empresas o los hogares, el consumo ha tenido una fuerte caída (en el tercer trimestre de este 2021, el Consumo de Gobierno se redujo 2.3% y el Consumo Privado cayó 0.4% con cifras desestacionalizadas), lo que llevó a un aumento en la cantidad de pobres sin precedente en la historia del país: México es el segundo país de América Latina que cuenta con más pobres, solo por detrás de Venezuela, que es otro país que ha procurado las medidas asistencialistas en lugar de instrumentar medidas tendientes a estimular la producción (43.9 por ciento de la población por debajo de la línea de pobreza en México en 2020, contra 94.5 en Venezuela, según datos de la CEPAL).
De esta manera, la producción del país sigue en declive: el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) mostró una disminución de 0.2% en términos reales en el décimo mes del año en curso respecto al mes previo, con cifras desestacionalizadas.
Como se podrá observar. La economía mexicana ha tenido un muy mal desempeño en el último año, y para el año que entra no pinta mejor. Ya hemos señalado en anteriores colaboraciones el desfase que se ha manifestado entre las economías de Estados Unidos y la mexicana, lo cual no sucedía antes, y se debe a que mientras los vecinos del norte instrumentaron una política económica expansionista, que incluye apoyos a las empresas y los hogares, en México se hacía exactamente lo contrario, precisamente por esa obsesión neoliberal de finanzas equilibradas (aunque se han señalado también de parte de algunos autores sesgos ideológicos, pues se argumenta por parte de la actual administración que los empresarios han sido los causante de todos los males que aquejan al país, así que ¿para que ayudarlos en épocas de crisis?).
El comercio exterior también enfrenta problemas: siendo los EEUU el 80 por ciento del destino de nuestras exportaciones, no se está aprovechando la recuperación que se ha dado este año en la economía estadounidense, pues se han roto las cadenas de valor en el lado mexicano. Lo anterior ha llevado a que, según cifras del INEGI, a noviembre de 2021 se tuvo un déficit comercial de 112 millones de dólares, saldo que se compara muy mal con el superávit de 2,984 millones de dólares obtenido en igual mes de 2020. Así, en los primeros once meses de este año la balanza comercial presentó un déficit de 12,081 millones de dólares, mientras que el año pasado se tenía un muy buen superávit.
Pero no terminan ahí las presiones sobre la economía mexicana: el alza de las tasas de interés internacionales de las últimas semanas han llevado al Banco de México a incrementar las tasas en México, ante el riesgo de que continúe la salida de capitales por parte de inversionistas extranjeros: del 8 de febrero de 2019 al 15 de diciembre de 2021, han salido del país casi 650 mil millones de pesos (649.6 mmp para ser exactos), aproximadamente 32,500 millones de dólares considerados a un tipo de cambio de 20 pesos por dólar. Este incremento de las tasas de interés, que también son motivadas por las presiones inflacionarias internas de los Estados Unidos, es otra medida neoliberal que podría ser contrarrestada a través de otorgar apoyos a las empresas y los hogares, pero la teoría económica neoliberal instruye que esto no debe de hacerse. De esta manera, el consumo seguirá cayendo, lo mismo que la inversión y el empleo.
Gráfica:
¿Qué opciones tiene México?
En el actual contexto de rebrote generalizado de la pandemia a nivel mundial, lo mejor que puede y debe hacer el gobierno es incrementar las tasas de vacunación. Durante un año y medio se descuidó este aspecto y no bastará en un futuro con pedir perdón por los casi 300,000 muertos por la pandemia (que de hecho oficialmente serían 400,000 por la subestimación). Recordemos que, desde inicios de 2020, estuvimos insistiendo en la necesidad de instrumentar medidas proteccionistas contra este virus, mientras la administración lo minimizaba y decía que no pasaba nada, mientras se estimulaba a la gente a seguir saliendo y a abrazarse, pues no pasaba nada. Así, es necesario reforzar las campañas de vacunación en toda la población, en todos los rincones de país, y promover medidas sociales de protección como el uso obligatorio de cubrebocas y la presentación de comprobantes de vacunación completa (tres dosis) si se quiere asistir a lugares públicos, evitando los eventos masivos.
Por otro lado, la única manera de salir de la pobreza es a través de la creación de empleos formales y bien pagados, que incluyan por definición la seguridad social (actualmente más del 53 por ciento de la PEA se encuentra laborando en el sector informal, como consecuencia de las regulaciones burocráticas, pero también como resultado del cierre masivo de empresas y la pérdida de empleos a lo largo de 2020 y parte de 2021). Pero la cada vez mayor militarización de la economía está impidiendo que el sector privado aproveche las pocas oportunidades de gasto que ejerce el gobierno, además de las consecuencias sociales que tiene este fenómeno para la vida del país ¿se querrán regresar los militares a sus cuarteles en un futuro próximo?
Por su parte, el alza en las tasas de interés internas, podría ser compensado por líneas de crédito a tasas de interés adecuadas a través de la banca de desarrollo, pero el credo neoliberal que profesa esta administración le impide dar este tipo de apoyos, que por lo demás, sí otorgan los otros miembros del TLCAN y de la Unión Europea, por ejemplo.
Aunado a lo anterior, el gasto que se piensa ejercer en 2022 parte de un presupuesto que sigue privilegiando el gasto corriente en vez del gasto de inversión, lo que genera presiones inflacionarias pues se dan aumentos en la demanda sin el correspondiente aumento en la producción. En especial, se darán muy pocos apoyos para el campo, que es la base de todo el desarrollo de un país (en el caso de México, sin maíz no hay país, dice la frase). Y recordemos que las presiones inflacionarias en el caso mexicano son en primer lugar por los aumentos en los bienes básicos, principalmente los agrícolas (desde julio de este año la balanza comercial agropecuaria se ha vuelto negativa).
Urge un cambio en la política económica.
Dejar el esquema neoliberal y adoptar una política expansionista aunque sea solo al corto plazo, sería la mejor manera de ayudar al país a enfrentar los retos del año que viene. La pobreza que se está convirtiendo ya en pobreza alimentaria reclama este cambio.
Cuide su salud, cuide su dinero. La crisis va a durar todavía. Y por favor, use cubrebocas.