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Rueda de la Fortuna: el ciclo de la Guerra y La Paz/Javier Ortiz de Montellano

Guerra y Paz y Guerra

Por Javier Ortiz de Montellano 

“La paz crea abundancia, la abundancia promueve el orgullo, el orgullo engendra riñas y las peleas engendran guerra: la guerra causa daños , y los daños traen pobreza, la pobreza engendra paciencia, y la paciencia trae paz: así la paz trae guerra y la guerra trae paz…”. 
(George Puttenham, 1589)

El epígrafe hace alusión a la cambiante y repetitiva naturaleza de los conflictos humanos. Efectivamente, los grandes conflictos tienden a repetirse. Y la Rueda de la Fortuna es una alegoría para cualquier proceso cíclico de cambios, de alza y caída. Vale para la paz y la guerra, para el cíclico cambio de estaciones, como para el recurrente auge y caída de la Bolsa de Valores y, más generalmente, para el ciclo de crecimiento y contracción como parte normal de la economía. 

Como señala el interesante libro del historiador Peter Turchin, Guerra y Paz y Guerra, el alza y caída de los imperios (2007), el conflicto humano es como un incendio forestal y una epidemia: cada episodio de guerra interna se desarrolla como una epidemia o un incendio forestal. Al inicio del conflicto, cada acto de violencia desencadena cadenas de venganza y revanchas. Con el tiempo, los participantes pierden toda moderación, las atrocidades se vuelven comunes y el conflicto se intensifica de manera acelerada y explosiva hasta que, tarde o temprano, se apaga y gradualmente se establece una tregua incómoda.

El hoy más que nunca importante libro de George Friedman (Los Próximos 100 Años),
que desde 2009 vaticinaba que Rusia alrededor del año 2014 buscaría la revancha y empezaría a tratar de recuperar su zona de influencia perdida tras la caída de la URSS, empezando por Ucrania (lo que efectivamente sucedió después de la separación en 2014 de Crimea que dejó a Ucrania y apoyó la opción de unirse a Rusia en un controvertido referéndum). 

En este 2022 estamos viendo la invasión de Ucrania, como continuación de la estrategia rusa de buscar restaurar la zona de influencia que explotaba la Unión Soviética. Por eso están temerosos los países europeos que alguna vez formaron parte de la URSS, especialmente Polonia y los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania), que pueden ser el próximo punto álgido con Rusia.

En este momento la resistencia de Ucrania y las reacciones solidarias (parciales) están en curso. Nadie sabe cuánto durará la actual guerra. Cuando termine, tarde o temprano -esperemos que sea lo más pronto posible-, se pueden vislumbrar varias opciones, como nos recuerda
el libro  “La paz intermedia: la violencia de la posguerra y la consolidación de la paz”, editado por Astri Suhrke y Mats Berdal (2012), que define cuatro tipos de ambientes de posguerra: la paz del vencedor, la paz del perdedor, la paz dividida y la paz pacificada.

La paz del vencedor es una situación en la que los vencedores imponen las condiciones de la posguerra. El conflicto muchas veces se construye como ideológico, el poder estatal se unifica y la parte victoriosa tiene el monopolio de la violencia, representa al estado internacionalmente y marca la agenda política.

La paz del perdedor es una situación en la que los perdedores cuestionan las condiciones de paz. La parte que ha perdido la guerra sigue teniendo suficiente poder para usar la violencia para obstruir la paz, como en el período posterior a la guerra civil en los Estados Unidos. 

La paz dividida se caracteriza por luchas de poder entre diferentes facciones también en el período de posguerra. La cooptación de los señores de la guerra, como en Afganistán, se usa a menudo como una estrategia para tratar de manejar la situación, a menudo sin éxito.

La paz pacificada suele ser el resultado de intervenciones internacionales que incluyen a la mayoría de las partes en conflicto y promueven la desmilitarización. La pacificación significa que las partes generalmente aceptan las condiciones de la paz.

¿Cuál de estas opciones seguirá la paz?, dependerá del curso y resultado de la invasión de Rusia a Ucrania, y de las respuestas que otros países -incluidos los propios contendientes-, den adicionalmente ante el conflicto y las negociaciones posibles para reiniciar un nuevo curso de la mejor paz posible.