Por Javier Ortiz de Montellano
El destacado latinoamericanista de origen egipcio, nacionalizado francés Pierre Salama señalaba en su ensayo de 2020, “¿Por qué los países latinoamericanos sufren un estancamiento económico de largo plazo?”, que la crisis es estructural.
Por lo tanto, sólo las respuestas a ese nivel pueden superar los obstáculos al desarrollo sostenible y a la inclusión de la mayoría. Proponer pequeñas reformas, aun aquellas de algunos gobiernos populistas progresistas, no han sido capaces de impulsar un fuerte crecimiento económico sostenido (en el caso de México -según cifras del Banco Mundial- de 1982 a 2023 el ritmo de aumento promedio anual del Producto Interno Bruto por habitante, en pesos constantes, fue sólo 0.5 por ciento anual en promedio).
Aunque el factor más relevante es la altísima desigualdad de ingresos y riqueza, Salama señala que son ocho las “plagas”de América Latina” que México comparte:
1) grandes desigualdades en riqueza e ingresos;
2) consecuente informalidad de empleos y alta tasa de pobreza;
3) una reprimarización de la economía (reprimarización es un término que se refiere al regreso de los países al sector primario de la economía, qué consiste en las actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras, mineras y forestales);
4) deterioro significativo del medio ambiente;
5) mayor apertura financiera que comercial (la creciente complejización de los instrumentos financieros implica cada vez más dificultades a la hora de evaluar las causas, las formas de contagio y los efectos diferenciados de las actuales turbulencias económicas y financieras que afectan el crecimiento);
6) desindustrialización temprana; por la ruta de la maquila tomada por México, en el periodo de la liberalización comercial y financiera -y el TLCAN-, México llegó a una época de altísimo crecimiento de las exportaciones de manufacturas (aunque con alto contenido de insumos importados). Sin embargo, el crecimiento del PIB se desplomó por la poca integración nacional en el proceso productivo, sustituida por crecientes importaciones o reemplazado por maquiladoras con baja participación de componentes mexicanos, que provocó la disminución o desaparición de la producción de ramas o bienes específicos ya manufacturados en México.
7) una tendencia al estancamiento económico, por ejemplo, en términos de un ranking del crecimiento del PIB, incluyendo todos los países para los cuales el Banco Mundial entrega información desde 1960, el crecimiento del PIB mexicano cayó de un ranking 12 entre 1960 y 1980 a uno de 57 entre 1980 y 2017 (o 58 posterior a 1990, desde que comenzó sus reformas económicas y financieras), y
8) un nivel extremadamente alto de violencia.
En general en América Latina, y en el caso concreto de México, ni las contrarreformas neoliberales para reducir el papel del Gobierno y rebajar impuestos a los ingresos elevados (para “fomentar mayor inversión privada”) ni las tibias medidas “progresistas” para disminuir la desigualdad en los ingresos (sin emprender reformas radicales, especialmente la fiscal), han logrado eliminar la altísima volatilidad en el proceso económico, que ha tenido efectos negativos en el crecimiento (volatización agravada por coyunturas desfavorables del exterior, cada vez más recurrentes). Lo que Salama llama Stop-Go, círculo vicioso que deja profundas cicatrices cuando para y que no permite retomar un elevado crecimiento sostenible.
En realidad, el semáforo de dos luces (Rojo: Alto y Verde: Siga) en economía tiene también una luz amarilla (Precaución) y en estos momentos parece que empieza a encenderse, por las razones estructurales que hemos expuesto.
Además, por motivos cíclicos en la economía mundial y concretamente en México y Estados Unidos (desaceleración en ciernes), y por la especial coyuntura política interna y externa.
Añaden preocupaciones las elecciones en México y especialmente en Estados Unidos, una mayor incertidumbre geopolítica y geoeconómica por la situación bélica de Rusia y Ucrania que afecta a Europa (con Alemania ya en recesión y Francia e Inglaterra a punto de entrar), la problemática en Oriente Próximo con la cuestión de Israel-Palestina-Irán y demás países árabes, etc).
En el trasfondo, la confrontación China-Estados Unidos, buscando adeptos para respaldar sus respectivos bloques, en una nueva “guerra fría” rodeada de varios puntos amarillos o rojos, además del crítico Mar Rojo para el tráfico del todavía indispensable petróleo.