***Por Javier Ortiz de Montellano
“En el principio no fue el cine. En el principio fue la oración. Y la poesía y el mito y la tragedia y el cuento y la comedia. Y, después, la novela —tragicómica—. Y el ensayo. Y la pintura. Y la fotografía. Y, finalmente, el cine.Y su hija, la televisión”.
Jorge Carrión, TeleShakespeare
Y podemos agregar, la sobrina de la televisión es la computadora, su prima la tableta, su nieta es la televisión digital y su bisnieto el Video…navegando en los globalizados aires satelizados de internet.
A pesar de la creciente importancia de las imágenes en nuestra vida, actualmente gran parte de las comunicaciones se realizan en buena medida a través de la palabra escrita, la cual no ha perdido su valor y en forma cada vez más digital se consolida como el vehículo de la comunicación entre el hombre, los dispositivos y la propia tecnología.
McLuhan se equivocó, no se puede hablar de una civilización de la imagen: somos todavía una civilización de la escritura, aunque cada vez más digital. Ciertamente la gente hoy se informa y se comunica cada vez más a través de imágenes, de videos, pero donde la palabra hablada se complementa con la escritura en la pantalla.
Como el cine y la fotografía, la televisión y el video son dos medios muy ligados entre sí por la imagen. El video nació relacionado con la televisión, bien fuese para grabar, almacenar o reproducir emisiones de televisión. Al mismo tiempo, se añadió el smartphone o teléfono celular “inteligente” que puede funcionar como cámara fotográfica, televisión, computadora y videograbadora y todas esas invenciones hoy se usan mediante múltiples aplicaciones para navegar por las peligrosas y abundantes aguas de internet.
Mucha tinta ha corrido… y mucha más se ahorra desde que se utiliza la escritura y las imágenes digitales en las comunicaciones. El Video en sus múltiples modalidades y aplicaciones ha ido a más y gracias a su movilidad sigue creciendo en posibilidades y eficacia, compitiendo por la atención móvil de sus espectadores con la televisión fija en un lugar.
De cualquier manera, se debe considerar que la mayoría de los mensajes cibernéticos son multimodales, pues están configurados por elementos verbales y no verbales conectados entre sí.
Con el smartphone, la laptop o la tablet, se tiene la ventaja de que sus videousuarios no sólo consumen contenidos de las grandes compañías televisoras sino que permiten la participación de las redes sociales interactivas en Internet, y notablemente numerosos You Tubers individuales que aportan sus propios contenidos, los cuales son compartidos y multiplicados por miles o millones mediante algoritmos y bots.
Esto hace que la tradicional “caja idiota” pierda penetración en favor del teléfono “inteligente“.
En Mexico la televisión aún es un medio de comunicación de masas de gran influencia y ha permanecido controlada por un par de consorcios privados, menguantes pero todavía muy importantes. También participa la televisión estatal, que en este sexenio está siendo utilizada de manera novedosa cotidianamente por el Poder Ejecutivo, especialmente por el Presidente de la República.
Ya no es sólo “La televisión que nos gobierna”, como titulaba el actual Presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil, su libro de 2005 sobre el tema. Hoy, en 2022, cuentan todos los medios de comunicación para gobernar, no sólo la televisión, sino los contenidos de la prensa y la radio, retomados en Internet y corregidos y aumentados en las “benditas” redes sociales con sus videos y páginas web o blogs, aunque en distinto grado.
En futuros escritos tal vez valdría comentar respecto del valor simbólico de la escritura y de las imágenes, de su presencia en los diferentes medios de comunicación y su importancia en el ambiente comunicativo generado por la tecnología que caracteriza a la actual cultura digital o “cultura del telegrama”. Pues, en efecto, frente a la cultura epistolar del pasado hoy prima la economía de las palabras, y la urgencia en hacerlas llegar pronto al destinatario. La mayoría de los textos de las redes sociales son breves. Es el triunfo de la inmediatez comunicativa, “en tiempo real”.
En todas estas narrativas, las tradicionales y las nuevas -que forman los nuevos recursos comunicacionales- la palabra escrita adquiere un nuevo protagonismo en el ambiente informático.
Recorrer la web, la red, de todos modos implica que el usuario debe escribir, en cualquiera de los buscadores, palabras o frases que lo llevan a los distintos sitios donde deberá leer otros textos escritos; es decir, sin la escritura el ciberespacio simplemente no existe.
A través de computadoras, tabletas y smartphones o teléfonos inteligentes, la información que circula a través de todos estos dispositivos es principalmente a través de la palabra escrita (los smartphones se distinguen de los teléfonos celulares tradicionales en que prácticamente no se usan para hablar, sino más bien para escribir y leer).
El Video multiplica los estímulos visuales y auditivos y a medida que transcurre el siglo 21 estos mensajes visuales se caracterizan por el ritmo cada vez más rápido y por una mayor aceleración de los planos, lo cual trae como consecuencia que en la medida que los televidentes se habitúan a ese ritmo, requieren aún más velocidad de dichos estímulos para obtener gratificación: si no hay cambio resulta aburrido.
Podemos concluir que si bien la imagen es parte importante de la naturaleza y de la cultura humana, es el lenguaje el único medio a través del cual es posible la comunicación más completa. Umberto Eco afirmaba que “Incluso si fuese verdad que hoy la comunicación visual supera a la comunicación escrita, el problema no sería oponer la comunicación visual y la comunicación escrita. El problema es cómo mejorar ambas”.
Eso nos llevaría a platicarle de la tele-basura frente a la tele-visión de calidad, tema muy discutible y discutido por destacados intelectuales, y entendiendo como tele-basura y tele-visión lo que incluye no sólo los medios visuales tradicionales como el cine (¿que es una buena película?) y la television (¿qué es o no basura televisiva?), sino que abarca a los nuevos medios digitales que agrandan de forma exponencial los posibles efectos tanto “negativos” como “positivos” de los mensajes.
Por ejemplo, ¿se vale que las grandes compañías mediáticas cancelen mensajes o “desmoneticen” a You Tuberos por hablar de ciertos temas? En pocas palabras, ¿se vale censurar? ¿Y quién tiene derecho a hacerlo y con qué criterios? ¿Debe intervenir el Gobierno para regular o no, y cómo? ¿Cuál debe ser el papel del INE frente a los contenidos electorales mediáticos?
Pero eso ya no cabe discutirlo en estas líneas que, disculpen, han excedido con mucho la brevedad de un telegrama.