***En su totalidad, son trabajadores migrantes los que envían dólares a sus familias, aseguró a Monitor Financiero el economista y director de Estadísticas Económicas y Coordinador del Foro de Remesas de América Latina y el Caribe, del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA)
Por Alejandra Gudiño/Jesús Delgado
Valle de Mexico, a 6 de junio del 2022.- “Sería un imbécil si alguien quiere lavar dinero con envíos de 350 dólares… y para lavar montos importantes se necesitarían cientos de miles de cómplices en los Estados Unidos y otros tantos cientos de miles de cómplices en México”.
En esos términos se expresó el economista Jesús A. Cervantes González, director de Estadísticas Económicas y Coordinador del Foro de Remesas de América Latina y el Caribe, del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), quien sostuvo que “es clarísimo el origen” del “significativo” flujo de dólares a las familias mexicanas en los últimos años:
“El origen de remesas es súper claro; son envíos de mexicanos inmigrantes en Estados Unidos, fundamentalmente, que les mandan a sus familiares en Mexico. No hay nada irregular en esos envíos. Están sujetos a controles en la salida y en la recepción”.
Monitor Financiero entrevistó a Cervantes A. González, cuyas “notas sobre remesas” han dado seguimiento al comportamiento del flujo de dólares a nuestro país, abarcando desde los aumentos de empleo a trabajadores migrares mexicanos, pasando por los respectivos incrementos de la masa salarial y, en la última de sus entregas, hasta las localidades y los hogares que los reciben.
El interés versó justo sobre algunas publicaciones en las que se afirma que tal cantidad de dólares en el país está asociada a una participación del crimen organizado, en particular el narcotráfico, lo cual contrasta con los datos aportados en las meticulosas notas de Jesús A. Cervantes, realizadas diríase que casi con lupa pues menciona hasta el tamaño de localidad y el número de habitantes de los poblados beneficiarios (como en la última “nota de remesas”, del mes de junio, de la cual presentamos la carátula y la de otras de sus recientes trabajos).
En esta forma, Cervantes González destacó que la cantidad de remesas ciertamente ha registrado incrementos importantes en los últimos años, pero en ello nada tiene que ver el crimen organizado, en especial el narcotráfico.
“En absoluto; si hay dinero irregular, sería quizás por parte de algún migrante que vende droga, y al menudeo, y lo envié a sus familiares; eso puede ser irregular, pero no tanto lavado”, dijo el economista, y sostuvo que el promedio de envío por trabajador migrante es de 350 a 400 dólares, “de modo que necesitarías miles enviando para alcanzar 50 mil millones de dólares y otros tantos miles para recibirlos”, lo cual sería un proceso de “lavado” estúpido, remarcó.
Jesús A. Cervantes mencionó que él fue responsable de la modernización de los datos de remesas del Banco de México, donde prestó sus servicios por más de 30 años, “y son datos de los mejores que hay en el mundo, es un dato prácticamente administrativo”.
“Hicimos un trabajo detallado con Banorte, sobre remesas de género, de mujeres, agarramos 10 millones de envíos y vimos uno por uno, el que remite y el receptor, al remitente y receptor; vimos dato por dato y todos los envíos son de persona a persona”, agregó.
Resaltó que con la remesa típica, que es de entre 300 y 400 dólares “es imposible que el crimen organizado lave dinero”, y además, las empresas de remesas ponen un tope; unos de 500 dólares, otros de 800, mil y hasta 2 mil, “pero en el Cemla hemos agarrado toda la distribución y no hay envíos de 2 mil dólares, ni siquiera de mil; todas son de menos de 500 dólares”.
Ademas, Jesús A. Cervantes expresó que también hay controles automáticos “y si el gobierno de Estados Unidos identifican algo irregular, las empresas remesadoras se exponen a perder su licencia; son casas especiales que capacitan a su personal precisamente para que no haya irregularidades”.
Abundó: “Las remesadoras pagan para evitar lavado de dinero, son personas especializadas dedicadas a eso pues pueden perder la licencia; se les llama “oficiales de cumplimiento”, eso tienen las remesadoras; hay controles en el número de envíos y controles en el número de recepciones que pueden tener las personas. Eso evita lavado”.
Expuso que es cierto que las remesas han crecido en forma importante en los últimos años (54 mil millones de dólares en 2021, ubicando a México como el segundo receptor a nivel mundial), particularmente durante la pandemia Covid-19 en el 2020, pero esto fue consecuencia de “la situación en Mexico, (que) hizo que las fuentes internas de ingresos se debilitaran”.
“Entonces el migrante se vio obligado a mandar, no lo que acostumbraba, sino un poco más, y eso se refleja en el porcentaje del ingreso que mandan, porque también subió el porcentaje de su ingreso, del trabajo en Estados Unidos”, expresó.
“Y el migrante mexicano, como que tiene más hacer esfuerzo, se puede apretar allá con los gastos”, dijo Cervantes González, aunque aclaró que es distinto el caso de migrantes de otros países, especialmente centroamericanos, que envían a sus familias casi el 30 por ciento, el doble de su ingreso, “más del doble que mexicanos, porque sus familiares necesitan más que aquí; su economía de está mucho mas débil que la mexicana y tienen necesidad de apretarse mucho más”.
En este sentido, el economista refutó las afirmaciones del Banco Mundial, que en su último reporte aseguró que el envío de remesas a México creció de manera importante en el 2021 debido a la migración de tránsito, es decir, por el paso en nuestro país por parte de migrantes salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, haitianos, venezolanos, cubanos y otros que buscaron llegar a los Estados Unidos.
“Es una exageración lo de migrantes en tránsito, no es así; el Banco Mundial está equivocado, se aprecia en el dinamismo por remesas compartido por principales países de la región”, dijo.
Afirmó que los principales estados receptores de remesas no tienen mucha población en tránsito, “los migrantes no pasan por Michoacán, Guerrero, Guanajuato, el Estado de México”, acaso Jalisco, que sí forma parte de la ruta tradicional y es la que recibe la mayor cantidad de divisas estadounidenses.
Refirió que lo que sí sucede es que en muchas localidades pequeñas las familias mexicanas reciben remesas pero no hay pagador, “se tienen que mover a localidades más grandes; parte del mensaje en la última nota es mostrar la relevancia de que haya pagadores en poblados con menos de 2 mil 500 habitantes”.
Puso como ejemplo un poblado de Michoacán (del cual reservó el nombre), con cero criminalidad, donde el 60 por ciento de los hogares recibe dólares de migrantes en Estados Unidos, y en algún momento el 30 por ciento adicional recibió también remesas “pero no hay pagadores; es un poblado de 200 hogares que deben invertir para ser receptores, más incluso que el costo de los envíos”.
No obstante, Jesús A. Cervantes resumió que la remesa evita la pobreza; “la alivia; yo creo que casi no hay pobres, pobres, que reciban remesas, pero hace que no sean pobres, no quiere decir que vivan con holgura, que sean clase media, pero les ayuda”.
Cervantes González comentó que, en suma, las remesas compensan la debilidad de la economía nacional pero contra lo que se piensa, van a comenzar a reportarse en cantidades menores a las que hasta ahora se han registrado.
“Van a crecer menos que el año pasado; son insostenibles esas cantidades”, aseveró, y explicó que si bien Estados Unidos canalizará casi 2 billones de dólares a la Ley de Infraestructura y habrá demanda de mano de obra, mucho de ese empleo no será para migrantes mexicanos.
La razón, dijo, es que no ha habido flujo migratorio mexicano importante en los últimos años; “esto casi nadie lo considera pero ahora los flujos son de Honduras, El Salvador, Guatemala, etc.; el número neto de migrantes mexicanos no ha aumentado en diez u ocho años; son los mismos trabajadores y algunos se están retirando de las actividades y otros se están muriendo”.