Empresas y Comercio, Opinión

TLC con Costa Rica, un fracaso más para México/Arnulfo R. Gómez

TLC Costa Rica

Por Arnulfo R. Gómez (Catedrático comercio exterior)

En nuestra época, los hombres no quieren ser útiles sino importantes

Sir Winston Churchill

A fines de los años 80’s y principios de los 90’s, México llevó a cabo un proceso de desregulación interna y externa que nos convirtió en un país muy competitivo. El objetivo era insertarse adecuadamente en la globalización que estaba registrando la economía mundial y, se podría decir que ese proceso culminó con la firma del TLCAN, mismo que nos daba acceso preferencial al mercado más grande del mundo con el fin de lograr una integración comercial y productiva que generara mayor riqueza, mayor número de empleos y mayor bienestar para los habitantes del bloque norteamericano.

En diciembre de 1992 se firmó el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, TLCAN, convirtiéndose en el marco jurídico que regula el intercambio de bienes, servicios e inversión entre los tres países mismo que entró en vigor hasta el 1º de enero de 1994 pues, nuestros socios consideraron pertinente la firma de Acuerdos Paralelos que fijaran estándares en materia laboral y medio ambiente.

Durante este periodo, sin que aún entrara en vigor el TLCAN, ni se supiera cuáles serían los problemas de su implementación y la evolución de los intercambios, se negoció la firma de Tratados de Libre Comercio con Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica.

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En este contexto, haré referencia específica a Costa Rica, un país al cual los teóricos y expertos del comercio exterior mexicano ampulosamente ubicaban en el Grupo de Hermanos Menores debido al menor grado relativo de desarrollo en relación con México y al cual, en el periodo 1993/2023, la exportación mexicana pasó de 99 a 1,145 millones US.

En el año 2023, las principales exportaciones incluyeron medicamentos, seguidos de cables eléctricos, automóviles, agua mineral, preparaciones alimenticias, televisores de pantalla plana, alimentos para animales, aguacates, acumuladores eléctricos, toallas sanitarias, cerveza etc. 

Por lo que se refiere a las importaciones procedentes de Costa Rica, en el periodo 1993/2023 pasaron de 22 a 1,418 millones US y, en 2023, el principal producto fue Procesadores y controladores con memorias, convertidores, circuitos lógicos etc.; seguidos de aceite en bruto, mezclas de sustancias odoríferas; mercancías para el Programa de Promoción de la Industria de Farmoquímicos; instrumentos y aparatos de medicina, cirugía, odontología o veterinaria; unidades de proceso; aceite de palma en bruto, juntas y empaquetaduras para vehículos; aparatos para corte y seccionamiento de corriente; partes y accesorios para computadoras etc.; es decir, varios productos de alta tecnología que México, el Hermano Mayor, utiliza para “fabricar” las computadoras que exporta. 

Como resultado de este intercambio, en el año 1993 tuvimos un superávit de 77 millones US y, para el año 2001, ascendió 137 millones US; sin embargo, en 2002, se registró un primer déficit con -43 millones US que fue creciente hasta el año 2014 en que llegó a -1,546 millones US, aunque la cifra récord fue en el año 2012 con -2,266 millones US.

En 2014, nuevamente se registró un superávit para México con 414 millones US, situación que persistió hasta 2021 pues, en los dos años más recientes, nuevamente hemos tenido déficits por -292 y 273 millones US.

Para el periodo 1993-2023, el saldo total de nuestra balanza comercial con Costa Rica fue deficitario por -7,186 millones US, con una tasa de cobertura decreciente que pasó de 888%, en 1995, a 81% en 2023 y de sólo 73% en el periodo completo. 

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Comentarios.

A partir de 1994 en que entró en vigor el TLCAN, el proyecto más importante para el desarrollo económico de México, el proceso de integración comercial y productiva propuesto fue totalmente desvirtuado pues, los teóricos y funcionarios del comercio exterior mexicano, en lugar de definir una estrategia orientada a aprovechar las ventajas comparativas que teníamos dentro del bloque, capitalizar los beneficios generados por el nuevo marco de acceso preferencial a Canadá y a EEUU, así como a desarrollar ventajas competitivas para posicionarnos adecuadamente en ese mercado, iniciaron un proceso de firma compulsiva de numerosos TLCs y, este tipo de acuerdos se convirtió en el instrumento fundamental de la política de comercio exterior de nuestro país, hasta abarcar a un total de 54 países.

Esto generó una dispersión enorme de esfuerzos y un debilitamiento inmenso de nuestras fortalezas de tal manera que, nuestro déficit con los países con los que firmamos un TLC fue creciente ya que pasó de 32 países en 1993, con un monto de -11,893 millones US, a 40 con -85,773 millones US en 2023, en tanto que para el periodo completo alcanzó a 39 países y -1,308795 millones US.

Esta situación fue empeorada por el dogmatismo ejercido por dichos funcionarios pues, se realizó una desgravación arancelaria unilateral sin que hubiera una proceso interno de ajuste que permitiera mantener la competitividad del marco sistémico mexicano de tal manera que, el déficit con los países con los no hemos firmado TLCs creció de 77 países en 1993, a 107 en 2023 y 112 en el periodo completo, en tanto que en valor pasó de –3,781 millones US a -169,011 y a -2,076,981 millones US, respectivamente. 

Incluyendo a los dos grupos de países, las cifras arrojan un total 109, 147 y 151 países, así como un déficit de -15,674 millones US, -169,011 millones US y -2,076,981 millones US, esta última cifra equivalente a 116% del PIB Total de México en el año 2023; sin duda, un monto que ha generado una competencia desleal para la planta productiva nacional que tiene que trabajar en un marco sistémico deficiente y poco competitivo. 

En el caso de Bolivia, Colombia, Venezuela y Costa Rica, la premura con que se firmó un TLC, nos dice que no hubo tiempo para que se conociera la operación y evolución del TLCAN, los problemas que se podrían presentar ni algunos resultados para tomar experiencias que fueran de utilidad en los nuevos TLCs, así como tampoco un proceso de estudio y menos de inteligencia comercial en relación con esos países, para conocer las posibilidades reales de esos mercados, así como las amenazas que se podían presentar.

El caso de Costa Rica se podría tomar como un ejemplo claro de ausencia de esos elementos pues, en la realidad, los resultados para México han sido negativos ya que de un tradicional superávit que teníamos con ese país, hemos pasado a un déficit que durante el periodo 1993/2023 alcanzó la cifra de -7,186 millones US, pero, aún más grave, es la estructura del intercambio comercial.

En 1981, habiendo sido nombrado Consejero Comercial de México para Costa Rica, Nicaragua y Panamá, definí e implementé, entre otros, dos proyectos de Exportación Mexicana de Medicamentos y Agroquímicos, en función de las condiciones precarias de la economía costarricense y el control de cambios que se estableció, y fueron tan exitosos que los medicamentos, hasta la fecha, permanecen como el principal rubro de exportación mexicana a Costa Rica. 

Otras exportaciones a ese mercado son vehículos, televisores de pantalla plana, y refrigeradores y lavadoras con alto valor agregado, pero, el porcentaje de contenido mexicano en dichos productos es de 26%, 10% y 50%, respectivamente, porque son productos con numerosos insumos extranjeros que se importan temporalmente y que meramente se ensamblan en nuestro territorio. 

Del resto de los productos, hay que señalar que el aguacate* y la cerveza, son productos netamente mexicanos reconocidos por su calidad en el mercado internacional y, a nuestro país, como el principal exportador mundial. El resto de los 20 principales productos son mexicanos, sin embargo, su densidad económica es reducida.

*Proyecto de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa iniciado e implementado por mi como Consejero Comercial de México para el BENELUX y Países Escandinavos con sede en Rotterdam, en el año de 1984 y que, a partir de 2016, es el principal producto agrícola de exportación mexicana que, en el año 2023 ascendió a 3,321 millones US.  

Por lo que se refiere a las importaciones, es sorprendente que el 63%, es decir, 905 millones US, sea constituido por un solo producto de alto valor debido a su contenido tecnológico: procesadores y controladores, con memorias, convertidores y circuitos lógicos, para poder ensamblar en nuestro territorio computadoras y otros productos electrónicos, y que sea el producto que fundamentalmente genera el saldo negativo de nuestro país en la relación con Costa Rica.También es sorprendente que importemos Mercancías para el Programa de Promoción de la Industria de Farmoquímicos, Medicamentos y Equipo Médico; y otros elementos de elevado valor y tecnología procedentes de Costa Rica, en gran parte, propiciado por la ausencia de una estrategia de comercio exterior y la posición totalmente obtusa que señala que si no hay insumos a precio competitivo en nuestro territorio, que se importen, sin tener en cuenta que esa falta de competitividad, es originada por un marco sistémico deficiente que ha sido propiciado por la pésima calidad de las instituciones públicas y de sus funcionarios, situación que ha sido señalada reiteradamente por el Foro Económico Mundial.

Bajo este esquema, se soslayó completamente la idea que, en 1989, manejé para la firma del Acuerdo de 3ª Generación con la CEE, de incorporación de valor a través del elemento del país donador a fin de lograr una integración comercial y productiva bilateral con ese bloque, situación que fue completamente desvirtuada por el “valor de contenido regional” que esgrimieron los expertos mexicanos para negociar numerosos TLC’s señalando que, con este instrumento, esos países podrían exportar sus productos a México y, cumpliendo con las reglas de origen, tendrían acceso al mercado norteamericano usando a nuestro territorio como un trampolín, sin duda, una idea que distorsionó totalmente el objetivo de México, por no decir que lo prostituyó en aras de un populismo y regionalismo barato de nuestros altísimos funcionarios y que, a los mexicanos les ha salido muy caro por la  falta de visión de los “expertos” que, en lugar de propiciar el desarrollo del país y la generación de mayor valor en nuestro territorio, han inducido a la importación de insumos de fuera de la región, provocando que el valor de contenido nacional en la exportación mexicana, haya caído de 58.8% a 38% en el periodo 1993/2023.

Comercio exterior mexicano: más teoría y nada de práctica junio 12, 2019 (click)La pobreza de esta situación se manifiesta claramente en la comparación del crecimiento del PIB Per Cápita de México con el de Costa Rica pues, si en el año 1995, primer año de vigencia del TLC con ese país, equivalía a 123% y en el año 2000 se elevó a 189%, pero para el 2023, la proporción se redujo a sólo 83%, es decir, una caída de -106% en los 23 años más recientes.

Apuntes finales. 

La experiencia con los TLC’s firmados en los 31 años más recientes y ejemplificada con el caso de Costa Rica, un Hermano Menor Muy Crecido, pareciera que no ha sido aquilatada por los altísimos funcionarios mexicanos pues, como teóricos que son del comercio exterior mexicano, todavía mantienen como bandera un liberalismo dogmático que contempla la firma de TLC’s adicionales, sin considerar las deficiencias de nuestro marco sistémico, su escasa competitividad y las distorsiones de la estructura de la oferta exportable mexicana que es dependiente grandemente de insumos extranjeros, así como la carencia de una estrategia realista de comercio exterior. 

Funcionarios mexicanos en la Luna agosto 19, 2019 (click)

Continuar con el esquema de simulación e improvisación que ha caracterizado las 3 décadas más recientes de nuestro comercio exterior, hará difícil que sea un instrumento idóneo para generar más riqueza en nuestro territorio pues, muchos de los funcionarios carecen de experiencia práctica en el campo de trabajo, mismos a los que podría catalogar como improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional, motivo por el cual no se ha logrado la deseada integración comercial y productiva planteada en el TLCAN.

La oportunidad que nuevamente se presenta a través de la “moda” del nearshoring, igualmente no podrá ser aprovechada ya que, ese proceso que parece novedoso, está presente en nuestro país desde el año de 1962, cuando empezaron a llegar las maquiladoras y se pensaba que serían la base de una industrialización y el desarrollo económico del país, pero, la carencia de inteligencia, de experiencia y de una estrategia para desarrollar a la industria maquiladora y las exportaciones, así como el “deseo” de lograr una diversificación geográfica con presencia en todo el mundo también ha conducido al fracaso de nuestro comercio exterior y generado enormes retrocesos en la economía mexicana.