Empresas y Comercio, Opinión

TLC de México con Brasil: otro desastre a la vista/Arnulfo R- Gómez

G-TLC-México-Basil

Ellos se ríen de mi porque soy diferente

Yo me río de ellos porque todos son igualitos

Anónimo

 Por Arnulfo R. Gómez (Catedrático Comercio Exterior)

En dos ocasiones he comentado las declaraciones de la Secretaría de Economía en las que señala que … con el objetivo de reactivar la economía de México, es necesario fortalecer y consolidar este año, la relación con Reino Unido, Corea, Ecuador y Brasil a través de la actualización y formalización de nuevos Tratados de Libre Comercio.

También repito que, con este enunciado, pareciera que la firma de un TLC con esos 4 países, fuera una tablita de salvación para la economía mexicana pues, supuestamente, generará un enorme dinamismo que determinará su reactivación.

Al respecto, sugiero consultar los siguientes vínculos en los que realicé comentarios sobre la situación creada por los funcionarios mexicanos que han manejado al comercio exterior de México en relacion con Ecuador, Reino Unido y Corea:

México crece como importador de cacao procedente de Ecuador

México: cuatro TLC’s más, “clave para la reactivación”

TLC México y Corea: Rollo mareador, objetivos banales y resultados fatales

Sobre el particular, ahora debo señalar que la evolución de la balanza comercial de México con Brasil, durante los 29 años más recientes, muestra dos periodos bien definidos pues, durante el periodo 1993-2012, nuestras exportaciones registraron crecimiento constante hasta llegar a la cifra récord de 5,658 millones US; sin embargo, a partir de 2013, presentan decrementos hasta caer a sólo 3,657 millones US en el año 2021.

Las importaciones procedentes de Brasil,  aunque presentan algunos altibajo anuales, muestran una tendencia creciente ya que pasaron de 1,201 millones US, en 1993, a 8,806 millones US en 2021.

Como como consecuencia de este proceso, en los 29 años que abarca este análisis, sólo en 6 de los mismos se presenta un superávit para México por un monto acumulado de 3,148 millones US, en tanto que, en los 23 años restantes, se presenta un déficit constante, mismo que alcanza su cifra récord en 2021, con -5,149 millones US, y un  saldo negativo acumulado de -42,992 millones US, para el periodo completo.

Especial importancia adquiere el hecho de que, en los 7 años más recientes, el déficit para México se ha incrementado de una manera extraordinaria al pasar de -823 millones US a -5,149 millones, es decir, un crecimiento de 526%, con un acumulado de -16,432 millones US en este reducido periodo.

Comentarios.

Los resultados de la balanza con Brasil pudieran parecer contradictorios si tomamos en cuenta el nivel de competititivad de ambos países pues en el año 2019,  Brasil se ubicó en la 71ª posición mundial, en tanto que, México, en el 48º, debido a que, de los 19 elementos que la miden, México tiene ventaja en un total de 12 y, desventaja, en 7. 

Sin embargo, adicional al nivel de competitividad, hay otros elementos muy importantes a considerar en este proceso pues, un simple análisis del número fracciones arancelarias que constituyen la exportación mexicana a Brasil, nos dice que el total correspondíó a 2,332 en el año 2017, último en que se hicieron públicas las estadísticas completas del comercio exterior en relación con los intercambios por país, por parte de la SE.

Para el año 2020, los 35 principales productos exportados a Brasil sumaron 1,656 millones US, equivalentes al 54.21% del total y, de éstos, 23 correspondieron a productos IMMEX (66%), mismos que representaron 1,193 millones US y un porcentaje de 38.99% del total de la exportación mexicana.

A la vez, 15 fracciones correspondieron a la industria automotriz por un valor de 815 millones US y a un 26.68% del total. El resto estuvo compuesto por 1 fracción de medicamentos, 7 de productos químicos y 1 de desperdicios de aluminio, totalizando 323 millones US y 10.58%; y 3 de productos eléctricos y electrónicos por 184 millones US y 6.0%

Por lo que corresponde a las las importaciones procedentes de Brasil, en el año 2017, el total de fracciones arancelarias fue de 4,154, es decir, un universo de 1,822 productos superior al que México le exportó, equivalente a un 78% adicional.

En el año 2020, los 35 principales productos importados de Brasil sumaron 3,687 millones US, equivalentes al 65.44% del total; 22 de ellos, insumos que correspondieron a 2,307 millones US y el 40.96% del total. A la vez, 10 fracciones de importación fueron del sector automotriz y totalizaron 1,047 millones US y el 18.58%.

El resto de bienes importados de Brasil incluyeron productos siderúrgicos, soya, maíz amarillo, minerales de hierro, pasta química de madera, medicamentos, cueros, café, aluminio en bruto, arroz, preparaciones de belleza, agujas para sutura etc.

La estructura de las exportaciones de cada país, muestra que la plataforma exportadora de Brasil es más amplia y más diversificada, en gran parte, generada por la reducida apertura comercial que han realizado, en comparación con la amplia e incoherente desgravación unilateral que México ha llevado a cabo, con base en un liberalismo dogmático, lo que ha generado negativos resultados para la economía mexicana, su comercio exterior y su valor agregado, así como para la captación de flujos de inversión extranjera directa cuya participación en el concierto mundial descendió de 4.3% en 1994, a 2.9% en 2020, mismo en el cual fuimos superados por Hong Kong, Singapur, India, Luxemburgo, Islas Vírgenes UK, Alemania e Irlanda, motivo por el cual descendimos del 4º al 10 lugar como destino preferido de los inversionistas.

Para el periodo completo, nuestra caída fue peor pues, descendimos hasta la 14ª posición al ser superados por los países marcados con amarillo en el siguiente cuadro, mismo en el cual México aparece con un crecimiento de captación de flujos de 164%, el tercer peor nivel de crecimiento de los 15 principales países, a pesar de ser los vecinos más próximos de la principal fuente de generación de IED mundial: Canadá y EEUU, con los que firmamos el primer TLC.

Apuntes finales.

México ha carecido de una estrategia integral de desarrollo que incluya una política de competitividad, de fomento industrial y de comercio exterior, así como de promoción de las exportaciones e inversión extranjera, con programas y proyectos realistas que le permitan aprovechar la cercanía con Canadá y EEUU, países que constituyen el mercado mas grande del mundo y con alto nivel de consumo, además de que son la principal fuente de generación de inversión extranjera en el mundo.

En este contexto, la posición de México frente a Brasil presenta una enorme debilidad y, lo peor, es que, desgraciadamente, nuestros funcionarios siguen hablando de la necesidad de negociar un TLC con Brasil y con otros países para “reactivar” la economía mexicana, sin embargo, los funcionarios brasileños, a manera de chunga, han señalado que no es necesario negociar un TLC con nuestro país pues, los mexicanos se abren solitos.

Bajo esa perspectiva, habrá que tomar en serio que, la apertura comercial de México, basada en una desgravación unilateral ha sido tan profunda e ilógica que resulta difícil pensar en que se tengan fortalezas suficientes para negociar un TLC con Brasil y lograr ventajas para nuestro país.

Si se llega a realizar una negociación con Brasil, México tendrá una posición de gran debilidad, tratando de nivelar un déficit histórico enorme debido a que su plataforma exportadora es muy reducida, con problemas estructurales de oferta, inclusive con un importante déficit en el sector automotriz en donde se supone que México es muy competitivo, además de que este sector está fuera de su control pues, las decisiones en el mismo, dependen de las políticas corporativas de las empresas transnacionales a través de operaciones intrafirma en que han sido muy exitosas.

Nuestros altísimos funcionarios deben pensar cuidadosamente en la conveniencia de negociar un TLC con Brasil pues, normalmente, a través de este tipo de instrumentos, lo que se busca es una integración comercial y productiva, con base en el aprovechamiento de las complementariedades para generar bienestar, pero, dada la situación y carencias de ambos países y de la ALADI, lo único que se logrará es la integración de la pobreza en un bloque con población creciente y economía cada día más reducida, pobre y decadente.

Abundando en el proceso de pauperización, el caso de México resulta verdaderamente patético pues, en el año 2000, nuestra participación en la generación de riqueza mundial, medido por su PIB Total, era de 1.8% y, para el 2020 cayó a 1.2%, en tanto que como economía más importante a nivel mundial, caímos de la 8ª a la 16ª posición.

Como consecuencia, nuestro PIB Per Cápita de 5,728 US en el año 2000, pasó a 8,069 US, lo que a simple vista se podría considerar positivo, sin embargo, hay que hacer el señalamiento de que en el año 2000 se ubicaba 13% por arriba del PIB Per Cápita Mundial, que era de 5,074 US y equivalía a 113%, en tanto que para el año 2020, se ubicó -26% por debajo, es decir, correspondió a sólo el 74% del PIB Per Cápita Mundial.

De una manera muy gráfica, en los dos cuadros precedentes se puede ver que, en el año 2000, los espacios marcados con azul representaban una situación mejor para México, Brasil y la ALADI, sin embargo, para el año 2020 se colorearon de amarillo, lo que significa que su posición se ha deteriorado en el contexto mundial.

En el caso de Brasil, en 2000, la participación de su PIB Total en el PIB Mundial fue de 1.88%, pero, para el 2020, ya sólo fue de 1.33%, en tanto que su PIB Per Cápita que correspondía a 67% del promedio mundial, para el 2020 se redujo a sólo 59%.

La situación para la ALADI es similar ya que, si en 2000 producía el 5.84% de todos los bienes y servicios que se generaban a nivel mundial, para el 2020, ya sólo produjo el 4.67%, en tanto que su PIB Per Cápita, para el 2000, correspondió al 78% del promedio mundial y, para el 2020, se redujo al 62%.

Con estas cifras, lo único que se puede decir es que la economía de México y su  comercio exterior como palanca del desarrollo, en los 29 años más recientes han sido “dirigidos” con enorme torpeza y, como consecuencia, estamos viviendo un marasmo que empeorará si no hay inteligencia y si no se hacen a un lado al dogmatismo, la improvisación y la simulación que ha caracterizado a esta actividad en dicho periodo.

La propuesta del Presidente Joe Biden para la creación de una Alianza para la Prosperidad Económica de las Américas, es una oportunidad adicional que debe ser aprovechada por México para lograr su desarrollo y contribuir adecuadamente a la generación de riqueza en la región.

México debe asumir el carácter de socio estratégico que Canadá y EEUU le confirieron desde la firma del TLCAN, por la amplia experiencia y habilidad que había logrado en la manufactura a través de la maquila, pero, que miserablemente se ha desperdiciado por la falta de una estrategia realista.