Por Eduardo Ibarra Aguirre
Tras una conversación telefónica entre los presidentes Donald Trump y Claudia Sheinbaum, la mañana del lunes 3, acordaron pausar un mes la imposición de 25% de aranceles a las exportaciones mexicanas; instalar dos mesas de trabajo sobre comercio y seguridad (la de migración ya opera) y desplegar 10 000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte y Estados Unidos actuará para detener el flujo de armas a México.
Lo anterior de acuerdo con la información de Sheinbaum, minutos después de concluido el encuentro, pero hasta el momento de redactar estas líneas, el estadunidense de raíz escocesa y alemana, migrantes, no daba cuenta sobre este vital punto para México y de ratificarse la omisión de Donald John, podría significar que no quiere reconocer que tuvo que negociar, ceder ante Sheinbaum; o bien que tampoco desea molestar a los fabricantes de armas que son sus aliados o lo que sería preocupante, “le dio el avión a la presidenta”.
Todo se puede esperar de un plutócrata que opera con poco sentido común e incontrolable narcisismo, que sobrevalora demasiado sus fuerzas, apuntala su proyecto ignorando la realidad de un mundo tripolar sino es que multipolar, lejos de aquél imperio de las barras y las estrellas que imponía al mundo sus intereses y voluntad después de la desintegración de la Unión Soviética (25-XII-1991). De lo contrario, serían inexplicables las resistencias a su neofascista propósito de expulsar a los palestinos de su tierra original, o a la Unión Europea que se dispone a establecer en reciprocidad el mismo porcentaje de aranceles que USA imponga.
Lo cierto es que ante las demandas de Washington y la beligerante verborrea que distingue a la nueva élite gobernante, más plutocrática que hace dos semanas, Donaldo Juan sorprendió con su tono respetuoso hacia Sheinbaum y rechazó la sugerencia de un periodista de que México había “parpadeado” ante sus amenazas y le respondió: “La presidenta Sheinbaum es una mujer. Me cae muy bien. Tenemos buenas relaciones, pero tenemos que frenar el ingreso del fentanilo, quiera o no a alguien, y tenemos que frenar el ingreso de los extranjeros ilegales (sic)”. Agregó que su llamada con Sheinbaum “fue muy buena” y resaltó que México acordó poner a 10 000 de sus “mejores soldados” (sic) en la frontera con EUA. “Estos soldados serán específicamente designados para parar el flujo de fentanilo y migrantes ilegales (sic) a este país”. Imposible “parar” el flujo si el 80% del fentanilo que entra al país con muchos más adictos del mundo (crisis de salud pública y social) son estadunidenses. Y esto lo sabe muy bien Trump, pero le encanta jugar el papel del que engaña con éxito a su todavía ancha base social.
En el caso de que su reality show no funcione, como no va a funcionar, el troglodita que ahora administra al imperio gobernado abiertamente por una oligarquía plutocrática, amenaza ante su público para satisfacerlo: “de otra manera, ellos tendrán un sanción grande, México será sancionado”. La amenaza no deja margen: O haces lo que te ordeno o atente a las consecuencias de la democracia imperial sin leyes ni reglas, excepto las que disponga el autócrata más influyente de nuestro tiempo.
Siempre y cuando no sigan multiplicándose los legisladores, gobernadores, latinos, empresarios, iglesias que resisten a las ocurrencias más politiqueras que económicas, más escenográficas que reales del nuevo emperador de USA.
Acuse de recibo
El enciclopedista Humberto Musacchio tiene dos varas para medir a los políticos en sus textos. Veamos: “Dicen que quien habla mucho se equivoca mucho. Pero en México eso parece que no importa. Lo demuestra el sexenio de AMLO, cuya verborragia ofrecía el paraíso para, finalmente, dejar un saldo que lo muestra como uno de los presidentes más ineptos de nuestra historia, pues se retiró –si es que se ha retirado–dejando el país en manos de las bandas criminales, con el sistema educativo seriamente dañado y el de salud destruido, con las arcas nacionales vacías e inconclusas todas sus obras materiales, salvo, tal vez, el CHAIFA, como se conoce popularmente al Aeropuerto Felipe Ángeles”… Pero Labastida Ochoa, el señor de muchas décadas de fidelidad al presidente priista en turno, se cuece aparte: “Cuando charla, Francisco Labastida se toma un tiempo, mínimo ciertamente, antes de exponer una idea, como poniendo en duda lo que iba a decir, quizá sometiendo a examen sus propias certezas. Esa actitud debió guiarlo en su brillante carrera pública, pues cobró fama de funcionario cordial, pero firme, analítico, decidido y generalmente acertado”… Los enlaces que ilustran las filias y fobias del escritor son https://periodistasunidos.com.mx/opinion/asi-afrontaremos-a-trump/ y https://periodistasunidos.com.mx/opinion/la-duda-sistematica/ (…) De Rodolfo Echeverría Martínez: “Muchas gracias Ibarra por este envío y me da gusto saber que sigues muy activo en tu trabajo de información. Te mando afectuosos saludos y abrazos”.
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