Por Eduardo Ibarra Aguirre
Salvo su mejor opinión, hace muy bien la Rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México –“la universidad de la nación”, publicitaba ruidosamente–, en informar que acatará el fallo judicial, aunque éste constituye “una interferencia flagrante e inadmisible a la autonomía y legislación universitarias”, emitido por el quinto tribunal colegiado federal en materia administrativa que deja sin efecto cualquier acto o procedimiento que vulnere los derechos de la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Yasmín Esquivel Mossa, sobre la autoría de su tesis profesional en la UNAM.
Y hace bien porque como decían en el sexenio de Felipe Calderón y todavía lo sostienen sus partidarios y herederos políticos e ideológicos, “la ley es la ley”, mientras atropellaban mañana tarde y noche la Constitución con las fuerzas armadas en las calles para desatar lo que llamaban “guerra contra el narcotráfico”, mientras protegían al corporativo criminal de Sinaloa.
El hecho es que ningún mexicano y ninguna institución autónoma o no, puede sustraerse del marco legal que nos rige, pero si en efecto la razón asistiera a las autoridades de la máxima casa de estudios en cuanto a “que agotó todos los medios legales a su alcance en contra de los recursos promovidos por la exalumna Esquivel, para que el comité de ética universitario cumpliera con su derecho y con la obligación moral y legal de hacer público el resultado de su investigación respecto al plagio de la tesis”, pues que ejerza su derecho y obligaciones morales sin hacer públicas sus conclusiones.
Justamente allí está el núcleo del problema porque se trata de incidir para que Esquivel Mossa trunque su carrera judicial, como fue el propósito político del gris rector Enrique Graue que embarcó a la UNAM en el “descubrimiento del plagio de la tesis” que realizó Guillermo Sheridan, investigador del Centro de Estudios Literarios, pero según sus críticos es un eminente aviador de la institución.
Hecho el descubrimiento, la dictadura mediática emprendió una ofensiva propagandística para desacreditar a la ministra Yasmín como candidata a presidir la SCJN y pusieron toda la leña en el asador para favorecer a la impresentable Norma Lucía Piña Hernández, si nos atenemos a los desastrosos resultados judiciales y políticos; tanto es así que en su reciente informe eludió rendir cuentas puntuales y parloteó sobre la fin de la “autonomía” de la Suprema Corte.
Por su parte, Esquivel Mossa valoró el informe de Piña de la siguiente manera: “Más que de resultados, fue un listado de quejas, reclamos, un muro de lamentaciones, fiel a su estilo de confrontación y su falta de entendimiento político es el origen del problema que llevó a la crisis que vive el Poder Judicial Federal”.
De acuerdo con sus palabras expresadas en redes sociales, la resolución del quinto tribunal colegiado federal en materia administrativa establece que la ahora ministra de la Suprema Corte, Yasmín Esquivel, cumplió con cada uno de los requisitos para obtener el grado de licenciada en Derecho en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón, de la Universidad Nacional.
Sin rodeos, Esquivel Mossa expresa su legítima aspiración a presidir la Suprema Corte bajo las nuevas reglas del juego, las normas y los criterios establecidos en la Constitución y las leyes secundarias, siempre que –apunto– la insaculación y el voto ciudadano se lo permitan. Me gustaría ver la reacción de los que facciosa y grotescamente la bloquearon hace dos años.
Acuse de recibo
El veterano periodista y editor Julio Pomar Jiménez falleció el pasado 19 de agosto a los 87 años. Julio fue cofundador de El Día y reportero de la fuente presidencial, columnista del Diario de México (Palenque), colaborador de El Nacional y La Jornada, comunicador de la Secretaría de Programación y Presupuesto y la Universidad Autónoma Metropolitana, entre otras, y durante los últimos 17 años del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros y coordinador de su revista, presidente del Club Primera Plana, integrante destacado del Grupo María Cristina y solidario persistente, ejemplar, de la revista Forum cuando padeció el boicot publicitario del gobierno de Felipe Calderón, implementado por Maximiliano Cortázar, el baterista de Timbiriche… “Va nuestra solidaridad moral a Estela Jiménez Castañeda, maestra en agronomía por la Universidad Patricio Lumumba, quien perdió su vivienda y lugar de trabajo por el pasado huracán en Acapulco, por el desgajamiento de un cerro. Esperamos su pronta recuperación. ¡Qué tenga casa y empleo! Elba Pérez Villallba”… ¿Democracia? “Trump, el maestro en monetizar desde realitys hasta la presidencia. Organiza una lotería para asistir a la ceremonia de investidura. En su primer gobierno hospedó a dignatarios en hoteles que llevan su nombre, con cargo al erario // Pone su marca en tenis, gorras y hasta biblias // Donantes esperan sus rendimientos”; en https://www.jornada.com.mx/2024/12/16/mundo/021n1mun
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