Por Eduardo Ibarra Aguirre
Cada gobernante de aquí y del imperio de las barras y las estrellas, de cualquier parte, tiene su estilo personal de gobernar por encima del partido del que proviene e incluso del sistema político que lo forjó. Y el estilo de Donald John Trump tiene mucho que ver con la fanfarronada, bravuconería, fantochada, jactancia que raya en narcisismo, baladronada y alarde. Para decirlo en las tres palabras con que lo describió una señora avecindada en Villa Café, Texas, “es un hocicón”.
Pero también es un estilo personal de gobernar consistente en el uso y abuso del lenguaje grandilocuente, magnificar los logros gubernamentales propios en 2016-20 (después de mi el diluvio) y demeritar los de Joseph Biden, prometer sin límites a su robustas base social y electoral, exacerbar los sentimientos chovinistas a la par que los racistas para situar en el extranjero las causas de los graves problemas de adicción a las drogas, de salud pública, violencia criminal, baja productividad y envejecimiento poblacional, en: China, Rusia, los “terroristas” e inmigrantes, igual que sus antecesores culpaban a los “comunistas” de todos los males habidos y por haber en USA. Nada nuevo bajo el sol, los imperios y los imperialistas son incapaces de asumir las responsabilidades por su geopolítica de dominación.
Con ese bagaje adquirido en el mundo del espectáculo y los bienes y raíces, Trump da manotazos en la mesa, grita y estira la liga en las negociaciones empresariales y las de Estado, pero nunca hasta el punto de romperla. Y como los borrachos que no tragan lumbre, Donaldo Juan sabe muy bien, casi genialmente, hasta dónde puede llegar, como lo evidenció en su encuentro con Kim Jong-un en la Zona Desmilitarizada de las dos Coreas, en junio de 2019. Con el nieto del padre fundador de la República Democrática Popular de Corea, Kim Il Sung; el estilo de “las trompetas” no funcionó, allí el bravucón se vistió de seda. Y rompió todos los precedentes de EUA hacia la RPDC.
Mas cuando las amenazas de Trump se aplican de manera ordinaria pierden eficacia por el uso excesivos de la retórica del chantaje que busca satisfacer al respetable público trumpista, como sucede con la hilarante amenaza a la alianza BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica; reforzada recién con Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos; más los socios: Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam–, que representan 35% del producto interno bruto mundial y al 45% de la población global.
La amenaza de Donaldo Juan consiste en que “Pedimos que se comprometan (…) a no crear nunca (sic) una nueva moneda del BRICS, y a no respaldar a ninguna otra moneda para remplazar al potente dólar estadunidense o enfrentarán aranceles de 100%”, Y remata, si el BRICS continúa con sus planes, “deberían decir adiós a vender en la maravillosa (sic) economía de EU (…) ¡Deberán buscar otro tonto! No hay posibilidades de que el BRICS reemplace al dólar estadunidense en el comercio internacional, y cualquier país que lo intente debe decirle adiós a EU”.
La construcción de muros en las fronteras, el rechazo militante –racista y xenófobo– a los migrantes y las políticas económicas y comerciales proteccionistas nunca simbolizaron el poderío y el auge de ningún imperio, sino todo lo contrario, su gradual pero persistente descenso e incluso aislamiento, como bien lo sabe el próximo ocupante de la oficina oval pero no buena parte de los improvisados colaboradores de primer nivel.
Acuse de recibo
Sugerente propuesta del periodista Moisés Edwin Barreda: “(…). A propósito me parece adecuado preguntarte: ¿Crees que es muy útil y necesario socialmente que la autoridad de la 4T encargada de la medicina hiciera el estudio necesario para determinar si los precios por las intervenciones quirúrgicas son justos o de mercachifles y luego el Legislativo se ocupara del asunto, a fin de poner en su sitio a los cirujanos? También un análisis de lo justo o no del precio de los medicamentos, lo que podría comenzar con auditorías a los laboratorios para conocer los costos de materias primas y la producción de medicamentos y si la comercialización no es usuraria. Esta sugerencia es adecuada si se considera que se llama usura a la explotación del hombre por el hombre, en este caso por el encarecimiento de los medicamentos. La cuestión señalada en principio te la planteo en virtud de que cuesta casi 1.5 millón de pesos la operación del aneurisma aórtico que padezco y me producirá la muerte en cualquier momento. Y aquí me pregunto si los factores para fijar el precio tan alto de cirugías es según la gravedad del mal y/o la destreza del cirujano, el uso del quirófano y el sitio donde sea la intervención”… El querido Alán (Francisco Portillo Ruiz) da una pelea a fondo por la vida y por supuesto que le deseo todo el éxito posible al cartonista de mil batallas en los medios de comunicación, la docencia y el cine.
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