¿Y por qué no?, Opinión

¿Y por qué no?/¿Es posible frenar la inflación en México?/Vidal Ibarra Puig

INPC-1Q-JUN22

Por Vidal Ibarra Puig[1]

Al menos desde principios de año advertimos de los riesgos de aumentos en los precios de los productos, sobre todo en los bienes básicos, consumidos en el país.

Este incremento en los precios, cuando se da de una manera generalizada en los productos (puede ser que unos bajen y otros suban, pero se considera a grandes rasgos el promedio), es lo que conocemos como inflación, en un periodo determinado.

Pero ¿cuáles son las causas que pueden originar un incremento en los precios, o sea qué es lo que provoca la inflación?

Existen cinco causas básicas. Aumento de precios por incremento de la demanda de los productos; inflación por aumento en los costos de producción; la inflación importada; la inflación por aumento del circulante en la economía: y la inflación por escasez de la oferta.

En la situación actual de México, es una combinación de varios de estos factores. Veamos.

Los aumentos tan fuertes en el salario mínimo que se han dado en los últimos dos años, han provocado que la gente que es beneficiada por estos incrementos dedique estos recursos hacia los bienes básicos en primera instancia, pero también hacia otros productos, por lo que, si la oferta no está preparada, se resiente una demanda que no es correspondida por la oferta y por lo tanto se incrementan los precios (inflación por incremento de la demanda). Esta situación pudo haberse evitado si en lugar de dar dichos incrementos de golpe, se hubieran dado de manera paulatina, pero es bien sabido que la economía no es lo fuerte del actual presidente.

Por otro lado, estos incrementos en el salario mínimo significan mayores costos para las empresas, las cuales responden con un incremento en los precios de sus productos, trasladando así los incrementos salariales hacia el consumidor (inflación por aumento en los costos).

Por su parte, desde mediados del año pasado, se notó que los precios de diversos bienes a nivel internacional aumentaban de precio, sobre todo en los Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, y del cual importamos el 44 por ciento de los productos que traemos del extranjero. Y cabe destacar que importamos muchos bienes intermedios, los cuales son los que sirven a su vez para producir bienes en México. Por lo tanto, si aumentan de precio estos bienes intermedios, aumentan los costos de producción en México y por lo tanto los precios de los productos en el mercado nacional. Además, los restantes productos (bienes de consumo y bienes de capital), también puede haber tenido incremento de precios y al importarlos, se traen a México esos aumentos (todo esto conforma la inflación importada). El 90 por ciento de la gasolina importada que se consume en México viene de EEUU, así que imagínese.

La inflación por aumento del circulante en la economía se da cuando el gobierno, sin ningún respaldo productivo, decide imprimir más moneda por ejemplo para incrementar su gasto, ya sea gasto corriente o de inversión. Y al aumentar el dinero circulante en la economía, se vuelve demanda que presiona los precios. Esto no parece estar pasando en México, donde el gobierno se ufana de tener “finanzas públicas sanas”, a pesar de haber condenado a la quiebra a miles de empresas, y añadir en situación de pobreza a más de 12 millones de mexicanos durante la pandemia.

Precisamente esta falta de apoyos a las empresas tiene graves consecuencias para la economía mexicana: por ejemplo, un gran número de escuelas privadas tuvieron que cerrar, lo cual obligó a una sobresaturación de las escuelas oficiales, las cuales respondieron incrementando su tasa de rechazo de inscripción a nuevos alumnos, condenando así a  la ignorancia a miles de niños, los cuales de por sí enfrentaban graves problemas de formación y de acceso a la educación, máxime cuando se trataron de instrumentar las clases por internet, o sea de manera virtual.

Pero otro problema es que, desde el inicio de la presente administración, se han retirado los apoyos al sector agropecuario, lo cual ha puesto en grave riesgo a las empresas del sector en México, pues al aumentarles los costos de los insumos, tales como los fertilizantes, las empresas no tienen a donde recurrir para enfrentar esta situación. Y lo mismo cuando ocurre un siniestro y se da una pérdida de las cosechas: no están funcionando adecuadamente los seguros agropecuarios. A lo anterior se suma el hecho de que los productos agropecuarios siguen estando subsidiados en los EEUU y en la Unión Europea, con lo que nuestros productores se encuentran en franca desventaja.

Pero otra situación adicional en el sector agropecuario mexicano, es la penetración cada vez más fuerte y más evidente del crimen organizado en estas actividades, sin que haya una respuesta del gobierno. Los casos de Michoacán, Guerrero, Guanajuato, son tal vez los más evidentes, pero no los únicos, donde estas bandas operan casi con total impunidad, afectando así la producción y manipulando los precios de los productos a su antojo.

Y en la producción de bienes industriales, el cierre de multitud de empresas que no tuvieron apoyos durante la pandemia, también llevó a que la oferta de productos disminuyera, como es el caso del subsector de las papelerías. Todo esto tiene que ver con inflación por escasez de la oferta.

Hemos dejado hasta el final las reflexiones sobre la guerra en Ucrania, pues dicha guerra no hizo sino exacerbar las presiones sobre los bienes a nivel internacional: los cereales, en especial el trigo; el petróleo y sus derivados (nuestro país importó el año pasado 53,851 millones de dólares en petróleo y sus derivados, entre ellos gasolina, y México importa cerca de 70% de su consumo de gasolinas). Pero también los fertilizantes, de los cuales Rusia es el principal productor, pero a la cual occidente bloqueó sus exportaciones, por lo cual, ante la fuerte y consistente demanda y la disminución a la oferta por el bloqueo a Rusia, se han incrementado los precios de estos fertilizantes.

De esta manera, estimado lector, el panorama de la inflación en México es preocupante, bastante preocupante; pues hay, como hemos visto, tanto causas externas como internas.

Las externas están fuera de nuestro control, y los enormes subsidios que se le están dando a la gasolina en el país han impedido que se incremente su precio, pero ¿hasta cuándo de podrá seguir subsidiando dicho bien?

A las causas internas de la inflación es a donde deben de enfocarse los esfuerzos gubernamentales. Por ejemplo, una parte de la solución es incrementar la oferta de productos, en especial los agropecuarios, con apoyos efectivos y transparentes, a todo lo largo y ancho del país, no solo en los estados donde hay elecciones. En especial, la industria de alimentos balanceados, base de muchas de las demás industrias, enfrenta serios problemas.

Evitar dar nuevos incrementos salariales de golpe, sino darlos de manera paulatina a lo largo del año, para permitir que la infraestructura productiva absorba esta nueva demanda.

Otra solución que ayudaría a controlar la inflación sería buscar proveedores alternativos de varios de los bienes agropecuarios, como el trigo y los cereales en general, situación que enfrenta serias dificultades debido a los desencuentros que ha habido con la actual administración estadounidense, por un lado, y por otro México ha dejado de lado el renovar o actualizar sus compromisos y amistades internacionales.

Es urgente así mismo restablecer apoyos para el sector salud, pues en las actuales condiciones de la quinta ola del Covid 19, la infraestructura médica sigue siendo insuficiente: faltan medicinas en general, y no se han comprado los instrumentos de cuidado especial que requieren los médicos y demás personal que atiende estos casos.

Urge un plan de acción inmediata, sobre todo si se materializa la recesión en los EEUU en los próximos meses.

Cuiden su salud, pero cuiden también mucho su dinero. Usen cubrebocas, por favor.


[1] Profesor en el Departamento de Economía, UAM Azcapotzalco, viip@azc.uam.mx