¿Y por qué no?, Empresas y Comercio, Opinión

¿Y por qué no/Los precios de los alimentos, los riesgos de hambruna y la desigualdad mundial/Vidal Ibarra Puig

Desigualdad mundial

Por Vidal Ibarra Puig[1]

Hace algunos días, la FAO (por las siglas en inglés de la Organización para la Agricultura y la Alimentación), publicó sus estimaciones del Índice de precios de los alimentos. El índice de precios de los alimentos de la FAO es una medida de la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios. Consiste en el promedio de los índices de precios de cinco grupos de productos básicos.

Nos permitimos exponerle a usted los resultados principales, para después analizar la desigualdad a nivel mundial. Veamos.

El índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en abril de 2022 en un promedio de 158,5 puntos, lo que representa un descenso de 1.2 puntos (un 0.8 por ciento) respecto del récord histórico alcanzado en marzo, aunque aun así se encuentra 36.4 puntos (un 29.8  por ciento) por encima del valor registrado en el mismo mes del año pasado. La caída del índice en abril fue liderada por una importante disminución del subíndice de precios de los aceites vegetales, junto con un ligero descenso del subíndice de precios de los cereales. Paralelamente, los subíndices de precios del azúcar, la carne y los productos lácteos registraron un aumento moderado.

Destaca, como señala la misma FAO, que El índice de precios de los productos lácteos de la FAO registró un promedio de 147.1 puntos en abril, esto es, un alza de 1.3 puntos (un 0.9  por ciento) desde marzo, lo que representa el octavo mes consecutivo de aumento y empuja al índice 28.0 puntos (un 23.5  por ciento) por encima de su valor de hace un año. En abril prosiguió la tendencia ascendente de los precios de los productos lácteos, impulsada por la persistente escasez de la oferta mundial, ya que la producción lechera en Europa occidental y Oceanía siguió registrándose por debajo de sus niveles estacionales.

Por su parte, el índice de precios de la carne, señala la FAO, se situó en un promedio de 121.9 puntos en abril, lo cual representa un aumento de 2.7 puntos (un 2.2  por ciento) respecto de marzo y marca un nuevo récord. La continua fortaleza de los precios derivó de la subida de los precios mundiales de las carnes de aves de corral, cerdo y bovino. El aumento de los precios de la carne de aves de corral obedeció a la sólida demanda que se produjo en un contexto de escasez de la oferta mundial como consecuencia de las perturbaciones a las exportaciones procedentes de Ucrania y de los crecientes brotes de gripe aviar en el hemisferio norte. Por su parte, los precios de la carne de cerdo siguieron subiendo, aunque de forma menos acusada que en marzo, a causa de la prolongada limitación de la oferta de cerdos de matanza en Europa occidental y la elevada demanda interna en los grandes países productores.

El resultado de estos movimientos se aprecia en su conjunto en la siguiente gráfica, donde destaca la tendencia al alza desde el año pasado, incluso antes del inicio del conflicto bélico en Ucrania.

Por otro lado, en lo que toca a la desigualdad mundial, tenemos los siguientes datos, tomados del World Inequality Report 2022.

La extrema concentración del capital: la desigualdad de la riqueza en el mundo, 2021

Lo que nos dice esta gráfica, entre otras cosas, es lo siguiente: El 10 por ciento más rico de América Latina (clasificados como Top) acapara el 77 por ciento de la riqueza total de los hogares, frente al 22 por ciento del 40 por ciento de los hogares de enmedio (middle) y el 1 por ciento del 50 por ciento de los hogares en el nivel inferior (bottom). En Europa, el 10 por ciento superior posee el 58 por ciento de la riqueza total, frente al 38 por ciento del 40 por ciento medio y el 4 por ciento del 50 por ciento inferior.

Vemos entonces que, no solo a nivel mundial hay una pésima distribución de la riqueza, sino que nuestra región, América Latina, es de las más desiguales del mundo.

Y debemos de recordar que la crisis del coronavirus afectó más negativamente a nuestro continente, donde tan solo en México hay 12 millones de nuevos pobres.

¿Qué va a pasar entonces con el alza de los precios de los alimentos cuando hay millones de personas en situación de pobreza, o con un ingreso mediocre (el 50 por ciento de la población solo tiene el 1 por ciento de la riqueza en el continente)?

Pues estas cifras están detrás de las migraciones, la violencia y la inestabilidad social que afecta a nuestro continente. Como muestra de esta grave inestabilidad social, la ONU nos da los datos de los diez países más violentos en el mundo (número de homicidios por cada 100,000 habitantes, nótese que México está en el sexto lugar): Jamaica 44.68, Trinidad y Tobago 38.57, El Salvador 37.16, Honduras 36.33, Sudáfrica 33.46, México 28.37, Belice 25.65, Guatemala 26.04, Colombia 22.64 y Brasil 20.86. ¿Qué puede hacerse? El problema por venir involucra tanto a los países en desarrollo como a los desarrollados.

El desabasto de algunos productos no es una situación muy lejana, pues dos de los países productores de trigo, por ejemplo, Rusia y Ucrania, no exportan, además de que la India ha suspendido sus exportaciones. Los alimentos balanceados, que son la base para el ganado vacuno, para las aves de corral y demás, comienza a escasear y han aumentado sensiblemente sus precios, por lo que esto afectará negativamente a su vez a la producción de carne vacuna y de las aves.

En este contexto, urge que se instrumente políticas realistas de incremento de los cultivos y la eliminación de semillas transgénicas que no permiten la reproducción de las cosechas.

A la par, se podrían instrumentar medidas en donde participen tanto los países en desarrollo como los desarrollados.

Estas medidas podrían ser: en primer lugar, que la clase política de cada uno de los países en desarrollo asuma su responsabilidad histórica y se decida por políticas macroeconómicas de desarrollo, no populistas como es el caso de varios países, y se apoye a las empresas y a los consumidores. Así mismo, debe hacerse una urgente revisión de los pagos por intereses y capitales de la deuda externa de la región, no descartando la cancelación de deuda, sobre todo para aquellos países que ya han cubierto el capital de la misma.

Los años por venir no presagian anda bueno. Y el populismo es lo peor que podría pasarles a nuestros países: no es regalando dinero como se mejora económicamente un país, al contrario, estas medidas pueden empeorar la situación si no hay riqueza que respalde este dinero, pues se provoca inflación como en el caso mexicano; sino que la solución es creando empleos perdurables y bien pagados; es decir, con inversión.

Cuiden su salud, cuiden su dinero y usen cubrebocas, por favor.


[1] Profesor en el Departamento de Economía de la UAM Azcapotzalco, viip@azc.uam.mx  .